Relecturas contemporáneas de materiales y sistemas de construcción tradicionales
Entrevista a Ángela Ruiz y Daniel Jabonero, socios de Atipical
Ángela Ruiz venía del mundo de la arquitectura bioclimática, del diseño y de la innovación. Daniel Jabonero, del mundo de la bioconstrucción y la ecología. Al unirse, sinérgicamente dieron respuesta a una necesidad de construir de un modo beneficioso para la salud de sus clientes y respetuoso con el medio ambiente.
-¿Qué es la bioconstrucción?
La palabra ya lo define: es construir con materiales vivos, arcilla, barro, cal, madera, piedra…, teniendo en cuenta los movimientos solares; la cantidad de radiación que puede recibir una casa, etc. Utilizar todos esos recursos que tienes disponibles en pro de la vida: respetando a la persona que va a habitar la vivienda, con materiales sanos. Todo esto surge de gran cantidad de estudios que, hoy en día demuestran que muchas enfermedades (respiratorias, cardiovasculares…) se derivan de unos diseños poco conscientes en ese sentido. En Atipical, empezamos realizando estudios geopatógenos, de soleamiento, de escorrentías de agua, colores, feng shui…, del solar donde se va a implantar la vivienda y diseñamos con ello desde el primer momento.
-Suena caro…
Al contrario. Si el análisis es a largo plazo, una vivienda bien pensada y bien diseñada, nos puede llevar a ahorros de hasta el 90% en el consumo. Muchas veces, cuando nos vamos a comprar un coche, lo primero que miramos son los litros que gasta. A la hora de adquirir una vivienda, esto muchas veces no se tiene en cuenta y la vivienda trabaja mucho más tiempo que el coche. Hacer una inversión un poco mayor al principio merece mucho la pena, teniendo una vivienda que funciona de un modo mucho más eficiente. En una vivienda biológica y bioclimática, esa inversión inicial se recupera en unos 7-8 años. Evidentemente, se trabaja sobre presupuesto, a partir del cual diseñamos una estrategia, utilizando los conocimientos que tenemos y que seguimos adquiriendo en materiales y técnicas.
-También habláis de una filosofía de trabajo emocional.
Hacemos casas con alma. Lo primero que hacemos es conocer al cliente, conectar con él; le pedimos que olvide sus prejuicios, que piense en sus sueños. Queremos identificar qué emociones quieren que les suscite la vivienda. Hemos proyectado, por ejemplo, una vivienda para una familia de cinco personas que el único rato en el que se veían era por la mañana y lo querían pasar juntos. Hicimos un baño en forma de rotonda, con varias duchas: había un piano, porque tocaban el piano; el vestidor da directo al baño, disponían de un vergel, pues les gusta cuidar de las plantas. Están todos compartiendo vida, emociones y sensaciones, que es lo que buscaban. ¿Por qué no? El diseño y la construcción de la casa influyen en cómo vivimos, cómo nos relacionamos, sentimos e incluso en cómo educamos a nuestros hijos.