José Mª Gay, Profesor de la UB y EAE-ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
Deudas, endeudamientos y pasivos
El aluvión de opas, contraopas y requeteopas que vive el mundo bursátil se va alimentando con datos relativos a la situación financiera de los principales actores de esta gran representación económica. Se habla de la deuda que manejan los, en estos momentos, enormes conglomerados empresariales españoles pero, a menudo, las cifras que se presentan o se dicen no concuerdan del todo con los guarismos que ofrecen los estados contables de ejercicios muy recientes. La confusión está propiciada por los cruces entre pasivos y deudas o por la consideración de la denominada deuda neta como sinónimo de endeudamiento total, o quizás por culpa del endeudamiento financiero neto o
Marcan los sagrados cánones que el pasivo está constituido por las obligaciones actuales contraídas por una empresa, incluidas las provisiones que impliquen una obligación presente aunque su importe se deba estimar, surgidas como consecuencia de sucesos pasados y cuya cancelación se efectuará mediante el pago en efectivo, la transferencia de otros activos, la prestación de servicios, la renovación o sustitución de esos pasivos por otros pasivos, la conversión del pasivo en patrimonio neto, la condonación o prescripción de los derechos del acreedor Lo más usual será que para la extinción de los pasivos la empresa tenga que desprenderse de activos. Mencionar pasivo es lo mismo que hablar de exigible total.
En el pasivo, bajo el modelo de las Normas Internacionales de Contabilidad/Normas Internacionales de Información Financiera (NIC/NIIF), se incluyen los llamados pasivos corrientes que comprenden aquellas obligaciones que la empresa espera liquidar en el transcurso del ciclo normal de explotación, que si no resultara claramente identificable se asumirá que es de un año, y las obligaciones cuyo vencimiento o extinción se espera que se produzca en el corto plazo, que como máximo se sitúa en un año contado a partir de la fecha de cierre del ejercicio. Los demás pasivos se clasifican como no corrientes. En términos más coloquiales, el pasivo corriente equivale al exigible a corto plazo mientras que el pasivo no corriente es igual al exigible a largo plazo.
El ratio de endeudamiento, por su parte, vital para analizar la situación financiera de toda empresa a largo plazo y hacerse una cabal composición de lugar acerca de su dependencia e independencia financiera y, en buena medida, sobre su solvencia global, viene dado por la proporción entre el pasivo, o exigible total, y el patrimonio neto. Lo sano y prudente, la regla de oro del equilibrio financiero, reza que nunca las deudas superen al patrimonio neto, con lo cual, pureza obliga, el valor del coeficiente de endeudamiento no debería superar la unidad. A lo sumo, que las fuerzas financieras a disposición de la empresa se encuentren empatadas: mitad deuda, mitad recursos propios. Lo idóneo: que el patrimonio neto sea mayor que el pasivo exigible. Éste es el genuino sello de la libertad financiera.
Con el tiempo, sin embargo, ha ido cobrando vigor el denominado endeudamiento neto como referente de carácter financiero. A la suma de deuda financiera y otros pasivos financieros se le detrae el efectivo y otros medios líquidos, y a continuación se agrega la llamada financiación sin recurso, dando como resultado lo que se conoce como endeudamiento neto total. A veces, la deuda financiera neta se desglosa en la corporativa, en la inherente a actividades intensivas en capital y a otras inversiones estratégicas. Claro que igual, en otras ocasiones, la deuda neta se configura a partir de la suma del efectivo y otros activos financieros corrientes, que se aminora en el total de deuda bancaria, obtenida por la adición de las deudas con entidades de crédito sin recurso y aquellas con recurso, arrojando finalmente la deuda neta. En otros casos, el endeudamiento financiero neto se determina tomando la deuda financiera neta total, calculada por la suma del endeudamiento con entidades de crédito tanto con recurso como sin recurso y las obligaciones y empréstitos así como otros pasivos financieros restando la tesorería y otros activos financieros, para considerar otrosí la deuda financiera neta con recurso.
A modo ilustrativo, es factible que la información sobre el endeudamiento financiero neto se acompañe del ratio de apalancamiento financiero, calculado por la relación entre la deuda financiera neta con recurso sobre la suma de la deuda financiera neta con recurso más el patrimonio neto, y del ratio de deuda financiera neta con recurso respecto del EBITDA con recurso, excluyendo el EBITDA de los proyectos que se financian total o parcialmente sin recurso a la empresa matriz.
¿Se entiende, verdad? Pues bien, aquí tiene usted unas pequeñas precisiones sobre la claridad meridiana del pasivo, la deuda y el endeudamiento. O acaso una verdadera empanada mental. La maraña de conceptos, referencias y parámetros teje una telaraña de difícil asimilación. Le hago una promesa. En breve, le presentaré los balances de algunos de esos grandes conglomerados empresariales de las opas, contraopas y requeteopas. Entonces sí que la luz financiera se hará entre nosotros