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La Gaceta de los Negocios

Eduardo Espejo Iglesias, FIDE Asesores Legales y Tributarios

Cambio climático sin cambios

Ultimamente se habla mucho de cambio climático y nos encontramos continuamente en los foros más diversos con cuestiones tales como si nos hallamos ante un proceso cíclico o, por el contrario, nos encontramos ante un mal crónico de difícil solución. También se debate sin cesar sobre cuáles son las energías alternativas y de si éstas son o no rentables, e incluso se discute sobre las nuevas oportunidades de negocio que el cambio climático comporta, pero en definitiva es más que evidente que se trata de un tema de rigurosa actualidad: ya nadie se cuestiona que el hombre contamina y que los efectos son muy nocivos e incluso en muchas ocasiones hasta irreversibles.

La utilización de los biocarburantes de origen vegetal, en concreto el éster metílico para los motores diesel, y el etanol para los de la gasolina, constituye a corto plazo una de las energías alternativas que se están imponiendo. Sin embargo hablar de los biocarburantes ya no resulta una cuestión tan sencilla, ni se trata de una materia en la que exista unanimidad.
 El Fondo Monetario Internacional recela continuamente de las ventajas de los biocarburantes y se llega a plantear que un aumento de la demanda de etanol y del éster metílico procedentes de cereales, azúcares y plantas oleaginosas, puede disparar los precios de la materia prima, originando un conflicto entre alimentos y energía.
 Sin embargo en España estamos aún lejos de este conflicto, por lo menos a corto plazo, ya que, a pesar de los grandes esfuerzos de las compañías productoras, la  demanda de biocarburantes es mínima. Los usuarios finales todavía no están sensibilizados y prefieren consumir carburantes derivados del petróleo. Además, el papel ejemplarizante que debería jugar la Administración, mediante la utilización de biocarburante en las flotas de transporte público, por ejemplo, cumpliendo con una cuota obligatoria de consumo, es prácticamente inexistente. A pesar de todo, no deja de ser cierto que la Administración intenta fomentar su consumo, pero las medidas adoptadas son claramente insuficientes.

Nueva Enmienda del Sector de Hidrocarburos
Se especula con la posibilidad de que, para el 2009, véase Enmienda 39 formulada por el Grupo Parlamentario Entesa Catalana de Progrés (GPECP) al Proyecto de Ley por el que se modifica la Ley 34/1998, de 7 de Octubre, del Sector de Hidrocarburos, los sujetos que intervienen en el mercado de los carburantes, concretamente los ope-ra--dores al por mayor, tengan que cumplir, con relación a sus ventas de carburante de origen fósil, con unas cuotas obligatorias de mezcla con  biocarburantes. Estas cuotas irían aumentando en los pró-xi-mos años e incluso se contempla la posibilidad de creación de una especie de “mercado de certificados” para el sector minorista. Pero la realidad es actualmente otra, pues, argumentando que no hay producción suficiente de biocarburante para cubrir una cuota obligatoria, la Administración estudia la posibilidad de que la mezcla sea voluntaria en 2008 e incierta en 2009 y 2010. En otras palabras, todo quedará igual que hasta ahora, no parece que vayamos a experimentar ningún cambio.
 Las ventas de Biocarburante en el 2006 aumentaron un 19% respecto del año anterior y cubrieron el 0,53% del mercado de automoción, de acuerdo con los datos de APPA. Este aumento sin embargo es insuficiente para dar salida a toda la oferta productiva de España. Solamente la venta a otros países con cuota obligatoria ha permitido que las plantas productoras subsistan. Verdaderamente no parece muy alentador que ante esta situación nos quedemos con el consuelo de que, si bien en España se contamina más, en Alemania, por ejemplo, se contamina menos.
 Ciertamente la Adminis-tración ayuda con la aplicación de un tipo tributario de cero euros por litro en el Impuesto sobre Hidrocarburos, pero esta ventaja resulta ya insuficiente. El coste de producción del gasóleo es infinitamente inferior al coste del éster metílico, por lo que la “exención tributaria” sitúa a los dos productos teóricamente en igualdad de condiciones en un mercado, cuyos precios están referenciados al Platt´s. Por tanto, sin la ayuda tributaria sería imposible el consumo de biocarburante.
 Junto a esto, el tipo de cero euros por litro tan sólo se contempla hasta el año 2012, después de ese año el futuro es incierto. Además, la Ley 38/1992, de 28 de diciembre de Impuestos Especiales autoriza a la Administración aumentar en cualquier momento el tipo tributario si existen grandes divergencias entre el precio del biocarburante y el precio del petróleo. Igualmente, el tipo especial de cero euros también desaparecerá si el Derecho co-mu--nitario establece una cuota obligatoria de consumo para todos los países miembros.
 Ante este panorama, las decisiones de inversión son difíciles de tomar y resultan muy poco atractivas, máxime cuando en este mercado la competitividad del producto depende exclusivamente del tipo de “exención tributaria” que conceden los políticos.

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