Entrevista a Pere Quer, presidente del Centre d'Estudis Passionarium
"Las Passions son un rasgo de identidad que trascienden a la fe y a la religiosidad"
Estando próxima la Semana Santa empiezan las representaciones de las Passions, una tradición que en Catalunya cumple ya más de cinco siglos de antigüedad. En Olesa de Montserrat, los más de 900 voluntarios implicados, se esfuerzan para relatar la vida, muerte y resurrección del personaje central de cristianismo y, quizás, el más influyente de la cultura occidental.
-Un espectáculo que implica a 900 voluntarios no debe ser fácil de gestionar. ¿Cómo se puede explicar que aún hoy, cinco siglos después, siga llenando el patio de butacas?
A mi entender hay diversos motivos pero el más importante, diría yo, es que se ha convertido en un rasgo de identidad que trasciende a la fe y a la religiosidad. La Iglesia nunca ha sido amiga del teatro por considerarlo un ámbito pagano, de vicio y de pecado, y en el S. XVIII prohibió estas representaciones. Algunas localidades desoyeron dicha prohibición y buscaron la manera de seguir haciéndolas, como es el caso de Olesa de Montserrat. Al contrario de lo que piense mucha gente, detrás de las Passions no está la Iglesia, sino muchas personas, creyentes y no creyentes, de derechas y de izquierdas, del Barça y del Espanyol, que se unen para llevar a escena la vida de un personaje con una vida que puede resultar, hoy en día, sorprendentemente actual y emocionante.
-¿Huyen entonces las Passions del cultivo de la fe y la devoción de Jesucristo?
Evidentemente el espectáculo tiene una naturaleza religiosa, que es la narración de la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, pero en escena se puede enfocar desde dos puntos muy distintos. Uno, desde el cultivo y devoción a ese personaje y su religiosidad, otro desde el punto de vista del ser humano que se reveló a un poder establecido y cómo este poder lo doblegó y lo acabó matando. Creo que este último es el enfoque que intentan dar las Passions que se representan hoy día, al menos es sin duda el enfoque que se da en la de Olesa de Montserrat.
-¿Cómo es la respuesta del público?
Extraordinaria. Esta historia enfocada desde el punto de vista que comentaba anteriormente resulta altamente emotiva y muy actual. El público empatiza con la persona que se esconde detrás de ese personaje con el que todos estamos familiarizados, independientemente de nuestro grado de conocimiento sobre él. Además, resulta un espectáculo de una calidad impresionante si pensamos que se lleva a cabo por voluntarios y, sorprendente, cuando puede llegar a reunir a 300 actores en escena al mismo tiempo.
-Un espectáculo de esta envergadura contará con un periodo muy extenso de ensayos…
En efecto, aunque no tanto como la gente se piensa. Las representaciones empiezan en marzo. Los cerca de 80 personajes que tienen texto empiezan ensayos en diciembre del año anterior y el resto de actores se unen en enero. En sólo dos meses se lleva a cabo el ensayo del espectáculo con los cambios que se hayan establecido del año anterior. Aunque la estructura es siempre la misma es un espectáculo que se adapta a los tiempos, así que algunas escenas cambian, así como la escenografía, el vestuario, etc. Es un espectáculo de hoy hecho para gente de hoy.