Flaçà
Escapada al Baix Ter
En la comarca del Gironès, al límite con el Baix Empordà, entre la sierra de Vall-lloreda y la plana aluvial del Ter, Flaçà se erige como una buena alternativa para quien busque el encanto de un pueblo acogedor y una escapada de fin de semana en familia.
Flaçà es un municipio con mucho atractivo para quien busca una buena combinación entre naturaleza, tradición y modernidad. Desde la plaza de la Estació empiezan numerosas rutas que se pueden realizar tanto en bicicleta como a pie y que recorren paisajes naturales y puntos de interés para todos los gustos. Un buen ejemplo sería la que llega a la presa de Colomers bordeando el río, atravesando frondosos pinedos y pasando por la Central Eléctrica, obra del afamado arquitecto Massó, y por Sant Llorenç. Sin duda una de las más desconocidas pero también una de las más bonitas en cuanto a naturaleza se refiere. Otra muestra sería la que sale hacia Púbol y la Pera que llega al Castell Gala Dalí. De ésta también podemos llegar a Pedrinyà y ver la iglesia románica y Madremanya. También podemos, siempre desde la plaza de la Estació, tomar otro sentido y pasar por el núcleo de Farreres, visitando el Pou del Glaç hasta llegar a Foixà. O ir en dirección a Celrà pasando por Sant Joan de Mollet y Bordils. Una buena opción para rematar la jornada puede ser la piscina o la pista de tenis, con area de picnic y restaurante, de la zona deportiva, o seguir descubriendo este pueblo, que ha sabido sacar lo mejor de la combinación entre tradición y modernidad.
El ferrocarril y las antiguas colonias
La arteria comercial y social moderna del municipio es la calle Comerç, justo en frente de la plaza de la Estació, en la que hay reminiscencias de la antigua estación del Carrilet, el tren petit, donde el antiguo depósito de máquinas se adecuó y se convirtió en el casal para gente mayor, y una sala de teatro y baile para las celebraciones del pueblo. Cerca de aquí, el visitante curioso encontrará la colonia Salvador Torres Domènech o Sant Fermí, un barrio que cuenta con la ermita del mismo nombre y que, en su momento, albergó a los trabajadores de la antigua fábrica de papel que durante años llevó a cabo su producción en Flaçà.
A uno de los lados de las vías del tren encontraremos el núcleo antiguo, donde nos podremos perder paseando por sus calles estrechas y ver edificaciones propias de los pueblos tradicionales, entre las que destaca la iglesia de Sant Cebrià, construida sobre la antigua iglesia románica del siglo X y que contiene uno de los pocos retablos que se conservan después de que la Guerra Civil destruyese la mayoría. En el lado opuesto de las vías encontramos la zona de la Bolla, donde en el linde de las puertas se puede observar grabados los antiguos oficios de los habitantes del municipio, como herreros, escultores y carpinteros.