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La Vanguardia

Padres responsables, hijos sanos

La higiene en la cocina, decisiva en la alimentación infantil, especialmente ahora en verano

La alimentación es fundamental, en especial, en la etapa de crecimiento infantil. Pero si no cuidamos la higiene, los alimentos pueden ser contaminantes. Los niños son especialmente sensibles a los agentes biológicos y químicos, incluidos los microorganismos, y con la llegada del calor, las toxoinfecciones son más frecuentes. Por ello, debemos poner los medios para evitar su desarrollo en la cocina y en los utensilios, estar muy atentos a la higiene en la cocina, ya que las temperaturas elevadas favorecen el desarrollo de los microorganismos.

Nadie duda de la gran importancia de la alimentación durante los primeros años de nuestra vida. Pero además de proporcionarnos los nutrientes necesarios para el correcto crecimiento y desarrollo durante esta etapa, los alimentos, si no cuidamos la higiene, pueden aportarnos otras sustancias u organismos a modo de contaminantes con un posible efecto negativo en la salud. Los niños son especialmente sensibles a los agentes tanto químicos como biológicos entre los que se incluyen los microorganismos. Su organismo aún está en desarrollo, por lo que estos tóxicos además de tener un mayor efecto sobre sus tejidos en formación, son más difíciles de eliminar a través de unos órganos todavía en fase de maduración. Además, su sistema inmunológico es incapaz en algunas ocasiones de hacer frente a una potencial infección. La cocina es el lugar donde preparamos sus biberones y cocinamos sus alimentos, además de pasar muchas horas en ella con los más pequeños.

Poner los medios necesarios para evitar el desarrollo de los agentes a través de la higiene y la desinfección en la cocina y en todos sus elementos −superficies, encimeras, utensilios, aparatos, etc.− es una responsabilidad que en ningún caso podemos eludir. Así, cada vez más empresas hacen hincapié en este aspecto, que durante décadas se ha tenido muy poco en cuenta pero que realmente es muy importante, por cuanto se relaciona directamente la salud con la alimentación. El estudio y la divulgación de buenos hábitos en la cocina crece año tras año, así como la inversión en I+D en este campo por parte de los fabricantes. En este sentido, por ejemplo,  el Instituto Silestone para la Higiene en la Cocina (ISHC) es una plataforma pionera en España para el estudio de la higiene en la cocina. Se trata de un foro para compartir información, consejos y opiniones sobre la higiene en la cocina, y su importancia en la calidad de vida de las personas. Esta plataforma, única en España, ofrece a todos los ciudadanos respuestas eficaces a su preocupación por la higiene en la cocina. Además, está abierta a la colaboración de cocineros y profesionales de la restauración, que disponen de un nuevo espacio de análisis, debate e intercambio de opiniones sobre esta materia.

Preparación de biberones
El agua, si es del grifo, hay que hervirla alrededor de cinco minutos. Si el pediatra nos desaconseja la utilización de agua corriente, o si realizamos un viaje, es preferible el agua envasada. Para salidas con el bebé, recomendamos leches líquidas maternizadas. La leche maternizada deberá ser prescrita por el pediatra, debe cumplir las condiciones nutricionales y haber superado los más estrictos controles de calidad que garanticen la inocuidad de su consumo. En cuanto al biberón, los de vidrio son más recomendables en las primeras tomas. Los de plástico son más recomendables cuando el niño comienza a manipularlos él mismo.

Para la preparación de biberones, debemos lavarnos las manos y todos los utensilios (biberón, tetina, accesorios); esterilizar los elementos por inmersión en agua hirviendo durante 10 minutos o utilizando esterilizadores; añadir el agua y después la medida de leche maternizada. Cerrar el biberón, agitar bien y templar hasta alcanzar la temperatura idónea de 36ºC. Debemos tener especial cuidado con el microondas porque calienta más el contenido que el recipiente por lo que podríamos abrasar la boca del bebé. Nunca deben guardarse las sobras de una toma para otra, ni siquiera en la nevera. Hay que conservar los biberones en el frigorífico y no utilizar calientabiberones si no es imprescindible. Finalmente, tapar la tetina con el tapón durante los descansos de la toma.

Para la preparación para todo el día o para salidas debemos lavarnos las manos y todos los utensilios, esterilizar los elementos por inmersión en agua hirviendo durante 10 minutos o utilizando esterilizadores, verter la medida de agua correspondiente y cerrar con la tetina hacia adentro, utilizando pinzas especiales esterilizadas. Conservar, previamente enfriados, en nevera o recipiente isotermo con acumulador de frío que asegure una temperatura de refrigeración. Transportar las medidas de leche necesarias aparte en un recipiente adecuado. Para preparar el biberón, calentar el agua (baño maría, calientabiberones, etc.), añadir la medida de leche, cerrar y agitar bien. Probar la temperatura.

Si lo preparamos en caliente, hay que mantener el biberón en un recipiente isotermo que asegure temperaturas superiores a 65ºC. A la hora de la toma, se templa el agua y se añade la leche, se cierra y se agita bien. Probar la temperatura.

Consejos de higiene para la preparación de purés
Alrededor del sexto mes, y según recomiende el pediatra, se introducen las verduras en forma de purés, añadiéndoles más adelante alimentos ricos en proteínas: carnes, pescados y por último huevos. Hay que evitar coles, coliflores, brécol, espinacas (ricas en nitratos) y remolacha porque son todavía demasiado fuertes.

Para prepararlos, hay que elegir las verduras bien frescas y sanas y limpiarlas bien, retirando los posibles restos de tierra, insectos y partes menos frescas. Debemos cocinarlas al vapor porque mantendrán mejor sus vitaminas y minerales. Si van a ser cocidas, es preferible hacerlo en poca agua e introducirlas cuando el agua esté ya hirviendo. No es necesario añadir sal. A continuación, triturarlo con una batidora para mantener la fibra. Una vez triturado se puede añadir un chorrito de aceite de oliva crudo. Es preferible preparar el puré que se va a consumir en el día (mejor textura, menor riesgo de alteraciones y contaminaciones microbianas) aunque puede mantenerse refrigerado hasta dos días, calentando a fondo sólo lo que se va a consumir y añadiendo en ese momento la carne, pescado o huevo según corresponda. No debemos guardar nunca los restos de las comidas.

Para guardar: puede congelarse en raciones, una vez cocinado dejar enfriar e introducir en un recipiente hermético, etiquetarlo e introducir en el congelador. Descongelar en la nevera a temperatura controlada. Si es necesario, volver a triturar. También se pueden congelar las verduras en crudo (excepto las patatas), una vez lavadas y troceadas. No recongelar jamás.

Para las salidas podemos optar por conservar el puré bien caliente en un termo que nos garantice una temperatura de al menos 65ºC o más, o bien mantenerlo frío en un recipiente hermético en bolsa isoterma con acumulador de frío y calentarlo en el momento de consumo. Los potitos comerciales ofrecen además de la garantía de calidad, una gran variedad de sabores y texturas entre las que podemos escoger en el caso de salidas, viajes o no disponer de tiempo para preparar los purés caseros.