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La Vanguardia

Entrevista a Agustín Ballesteros, director del INSITUTO VALENCIANO DE INFERTILIDAD (IVI) en Barcelona

“Con tratamientos de fertilidad la mayoría de parejas acaba logrando el embarazo”

El IVI es la primera clínica que nace en España íntegramente dedicada a la reproducción humana

Debido a cuestiones sociológicas, como el retraso de la maternidad por la dificultad de lograr una estabilidad económica, o bien por problemas de infertilidad del hombre, cada vez son más las parejas que deciden ponerse en manos de especialistas para poder llevar a término un embarazo. En los centros que el Instituto Valenciano de Infertilidad tiene diseminados por Latinoamérica y Europa se tratan los problemas de infertilidad mediante las técnicas más avanzadas, avalados por 20 años de experiencia.

-¿Cuáles son los principales motivos que causan la dificultad de la concepción?
Podemos englobar a los principales problemas que causan la infertilidad  en dos pilares básicos; por un lado tenemos los problemas del semen, bien sean sémenes con una menor cantidad de espermatozoides, o bien con espermatozoides poco móviles; aproximadamente el 50 % de las parejas infértiles tienen algún problema seminal y en los últimos años estamos observando un aumento progresivo de este tipo de problemas, probablemente debido a que el semen es muy sensible a factores externos relacionados con el tipo de vida de una sociedad desarrollada, como el estrés, el consumo de tóxicos -como tabaco, alcohol, drogas-, los pesticidas que se usan en la agricultura, la contaminación ambiental, el uso de algunos medicamentos e incluso el tipo de alimentación, debido a los conservantes o a los aditivos que se usan para engordar el ganado, pueden afectar a la producción de espermatozoides. El otro problema fundamental está en que cada vez estamos tratando a mujeres más mayores, porque la edad a la que las personas empiezan a emparejarse es cada vez más tardía. La maternidad se ha convertido en algo posponible, se sacrifica en el tiempo por motivos económicos; cuando se consigue la estabilidad económica, puede ser demasiado tarde y la pareja puede tener problemas para conseguir el embarazo.

 -¿Cuál sería la edad “límite” para pensar en la maternidad en la mujer?
A partir de los 35 años, la fertilidad natural femenina empieza a decaer,  a partir de los 40 ya es una caída drástica, y con más de 45 años es raro que una mujer se quede embarazada de forma natural. La edad media de las mujeres que nosotros estamos tratando actualmente es de 36 años, pero ésta va aumentando progresivamente. A mayor edad, por tanto, más mujeres necesitarán tratamientos de fertilidad; sin embargo, con tratamientos de fertilidad no hay límites de edad para que se pueda quedar embarazada una mujer, lo que pasa es que hay que poner límites para preservar la salud de las mujeres ya que los embarazos pueden presentar más complicaciones, como hipertensión, diabetes gestacional, partos prematuros, sangrados, etc. Por este motivo, hay un consenso de la Sociedad Española de Fertilidad para establecer los 50 años como edad límite para hacer tratamientos de fertilidad.

-La dificultad de concepción puede generar un desgaste emocional importante. ¿Cómo ayuda y mediante qué métodos el IVI?
En el IVI damos mucha importancia al aspecto emocional de los tratamientos de fertilidad, de hecho en todos los centros IVI disponemos de una unidad de apoyo psicológico con profesionales especializados en atender todos los problemas asociados a los tratamientos de fertilidad. El miedo, la fustración, el fracaso, la ansiedad, etc. son síntomas habitualmente presentes en las parejas que están en tratamiento para quedarse embarazadas.

 -¿Cuándo hay que acudir a un especialista en reproducción?
La inmensa mayoría de parejas sin problemas de fertilidad consiguen el embarazo en el primer año de relaciones, por lo tanto, se considera que a partir de un año de relaciones sin embarazo la posibilidad de tener problemas de infertilidad aumenta; es un momento adecuado para, al menos, empezar a hacer estudios básicos de fertilidad y es conveniente siempre estudiar a ambos miembros de la  pareja. Los estudios iniciales suelen ser el análisis del semen en el hombre y en la mujer la ecografía, las determinaciones hormonales y el estudio de la trompa (histerosalpingografía), en casos más complejos los estudios genéticos, la valoración directa del aparato genital femenino a través de cámaras de  video (laparoscopia e histeroscopia), etc. pueden ser necesarios. Es importante que la pareja entienda que no buscamos culpables, sino soluciones a sus problemas, y que son importantes los dos para que el tratamiento tenga éxito. En el caso de mujeres de edad avanzada es lícito que intenten conseguir el embarazo de forma natural, pero no deberían esperar más de seis meses a  consultar a un centro especializado si no consiguen quedar embarazadas.

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¿Infertilidad o esterilidad?

En la práctica se usan de forma indistinta los términos de infertilidad y esterilidad, aunque no sea exactamente lo mismo. La esterilidad sería la incapacidad para concebir, y la infertilidad consiste en la incapacidad de llevar un embarazo a término en parejas que sí pueden quedar embarazadas (abortos, embarazos extrauterinos, etc). Se trata de una diferencia terminológica, pero en la práctica se suele utilizar de forma indiferente para definir a aquellas parejas que tienen problemas para tener hijos.

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Los tratamientos del IVI

En IVI ofrecen a sus pacientes toda la gama de tratamientos posibles y más novedosos para resolver su problema de fertilidad. Los casos más simples se pueden resolver muchas veces con la administración de diversos fármacos o mediante cirugía endoscópica, que consiste en una cirugía cerrada, o sin herida quirúrgica, por medio de una cámara de video que se introduce en el abdomen a través del ombligo (laparoscopia) o en el útero a través de la vagina (histeroscopia) y que permiten resolver lesiones asociadas a esterilidad de forma totalmente ambulatoria o sin ingreso. En otros casos necesitaremos aplicar tratamientos de reproducción como las inseminaciones artificiales, para resolver alteraciones leves en el semen,  las fecundaciones in vitro en mujeres con trompas obstruidas, el ICSI o la microinyección espermática en casos de problemas graves en el semen, y en última instancia la donación de óvulos o de semen en casos más extremos. Otra variante de la fecundación in vitro es el diagnóstico preimplantatorio que permite ver alteraciones cromosómicas o genéticas en el embrión, lo que hace posible obtener niños sanos en parejas portadoras de mutaciones genéticas, o en parejas con alto riesgo de anomalías fetales como son las abortadoras de repetición o las mujeres de edad avanzada. Lo más novedoso que el IVI ha puesto en marcha es la vitrificación de ovocitos, que es una técnica nueva de congelación, que permite guardar los óvulos con la misma capacidad de embarazo que los óvulos frescos y sin que pierdan eficacia con el paso de los años; esto permite la posibilidad de preservar la fertilidad en mujeres con cáncer que tienen que someterse a tratamientos agresivos que a menudo afectan a la función del ovario, y que tras la curación de su enfermedad quedarían estériles, y también en mujeres que deseen posponer su maternidad, es posible conservar sus óvulos de manera que la posibilidad de embarazo y el riesgo de aborto no se vean alterados con la edad.

Instituto Valenciano de Infertilidad

C. Góngora, 1, 1, 46015, València, València, España

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