
Alfonso Rodríguez-Patón, Universidad Politécnica de Madrid
Los chicos malos no son sólo ellos
Permítanme que comience con una pregunta para la que ustedes seguro que tienen una respuesta formada. ¿Qué piensan realmente los directivos de empresas sobre las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y sus responsables? No me engañen. Las TIC rara vez se contemplan como una herramienta para la innovación o el aumento de la productividad y la generación de valor sino como un gasto creciente e incontrolable. ¿Por qué? A mi entender existen tres motivos fundamentales:
a) El retraso en tiempo, el aumento en costes y el alto porcentaje de fracasos que tradicionalmente sufren los proyectos TIC. Muchos de estos proyectos están mal gestionados.
b) Los proyectos TIC no muestran de manera clara y cuantificable su valor para el negocio. Los directivos TIC no hablan el mismo lenguaje que sus colegas en puestos de dirección. Su lenguaje no está centrado en el negocio y esto les relega a un papel marginal en la toma de decisiones. El impacto (costes, beneficios, riesgos), la necesidad y la oportunidad de los proyectos TIC están débilmente justificados y pobremente evaluados.
c) La falta de actitud proactiva de los directivos TIC para ofrecer a las diferentes unidades de negocio los servicios que necesitan para conseguir sus objetivos de crecimiento y competitividad. Más al contrario, los sistemas informáticos se ven como una pesada carga que impide a la empresa ser ágil e innovar y alcanzar sus objetivos estratégicos.
No todo es tan negro. Hay claros signos de optimismo porque los directivos de TIC están tomado conciencia de los nuevos roles y habilidades que se les demanda y porque las nuevas arquitecturas orientadas a servicios, los servicios web, los servicios TIC bajo demanda, el software libre y la convergencia de redes permiten vislumbrar infraestructuras tecnológicas más baratas, sencillas y flexibles.
Los chicos malos no son sólo los informáticos. Ellos mantienen y ejecutan muchos procesos clave de nuestras empresas e instituciones. El resto de la empresa sólo les habla (les grita) cuando hay problemas. Las unidades de negocio debido a la gran complejidad de las TIC no se preocupan por los aspectos tecnológicos y se inhiben en la toma de decisiones. Se espera que las TIC sean la barita mágica que aporte una ventaja competitiva. No nos confundamos, esto ha ocurrido en el pasado pero cada vez más la ventana de oportunidad para las innovaciones tecnológicas es más corta en el tiempo. En general, las TIC bien empleadas pueden ser una herramienta de gran utilidad que permita aumentar la productividad y la competitividad pero: (1) la innovación de conceptos empresariales, (2) las estrategias acertadas y bien ejecutadas, (3) la inversión en capital humano e intelectual y (4) las organizaciones y los procesos de negocio bien diseñados son los pilares que cimientan las empresas líderes.